
Hacer el Camino de Santiago no es ir de paseo al parque. Aquí no vale con echar cuatro cosas a la mochila y salir como si fueras a por el pan. Si no eliges una mochila adecuada para el Camino de Santiago y no la ajustas bien, prepárate para un viacrucis con nombre de etapa.
Una mochila de peregrino mal ajustada te puede arruinar la experiencia: ampollas, contracturas, rozaduras y un humor de perros. Así que vamos al grano: cómo ajustar correctamente tu mochila para el Camino de Santiago, qué talla necesitas y cómo saber si va bien o te está jodiendo sin que te des cuenta.
¿Qué talla de mochila necesitas para hacer el Camino?
La talla de la mochila no se elige por capricho ni por estética. Da igual que sea verde olivo, negra, o a juego con tus botas. Lo que importa es que se adapte a la longitud de tu torso, no a tu altura ni a tus ganas.
Cómo medir tu torso:
- Agacha un poco la cabeza. Toca esa vértebra que sobresale . Ahí empieza la medida.
- Pon las manos en las caderas, justo donde sobresale el hueso. Une los pulgares por detrás. Ese punto es el final.
- Pide ayuda o usa un espejo y una cinta métrica. Esa distancia es la longitud de tu torso, y te dice si necesitas una mochila pequeña, mediana o grande.

Las caderas: el verdadero soporte
En el Camino, el 70% del peso debe recaer en las caderas. Sí, has leído bien: en las caderas, no en los hombros. Por eso un buen cinturón lumbar es imprescindible.
Cómo medir tus caderas:
- Rodea con la cinta la parte ósea más alta (la cresta ilíaca). No es donde va el pantalón, es un poco más arriba.
- Ahí es donde debe ir el acolchado del cinturón de tu mochila.
Si el cinturón está mal ajustado, el peso cae sobre tus hombros, y al tercer día vas a pedirle perdón a todas tus vértebras.

Cómo ajustar una mochila correctamente para el Camino de Santiago
Ya tienes la mochila. Perfecto. Ahora viene lo que nadie te explica en las tiendas: cómo ponértela bien para no morir en el intento. Esto no es moda, es ergonomía aplicada a la supervivencia del peregrino.
Paso 1: Cinturón lumbar
- Carga la mochila con unos 6-7 kg, que es lo que vas a llevar andando.
- Colócala sobre la espalda y ajusta el cinturón sobre la cresta ilíaca.
- Aprieta hasta que quede firme, pero sin cortarte el riego.

Paso 2: Correas de los hombros
- Tira hacia abajo y hacia atrás para que la mochila se pegue a la espalda.
- No deben llevar el peso. Solo deben mantenerla en su sitio.
- Si los anclajes están a la altura equivocada, es que la mochila no es de tu talla.
Paso 3: Elevadores de carga
- Son esas correas diagonales que salen por encima de los hombros.
- Ajusta hasta que formen un ángulo de 45°. Ni flojas, ni tensadas como cuerda de guitarra.
Paso 4: Correa del esternón
- Debe quedar una pulgada debajo de las clavículas.
- No aprietes de más, que esto es para estabilizar, no para comprimir el pecho como si fueras a hacer apnea.
En el Camino: reajusta o sufre
Una cosa es cómo te queda la mochila en casa. Otra es cómo se siente después de 10 km de polvo, sudor y repechos. Así que no te fíes del primer ajuste: esto es dinámico.
Consejos de veterano:
- Juega con las tensiones cada poco para aliviar presión.
- En subidas: más peso en hombros. En bajadas: más peso en caderas.
- Memoriza tu ajuste ideal para volver a él cuando te desmadres.
- Y por favor: quítate la mochila en cada parada. Tu espalda te lo suplica.
¿Qué capacidad necesitas?

No, no necesitas una mochila de 60 litros. A menos que quieras llevar la casa encima. Para el Camino, menos es más.
- 30-40 litros es lo ideal para etapas normales con alojamiento en albergues. Yo lleve esta para los meses de mayo y septiembre 👉 Enlace a Amazon
- Si llevas saco de dormir, puedes irte a 45, pero poco más.
Bonus: ¿Y si aún no tienes mochila?
Entonces ni lo dudes: pásate por este artículo donde hablamos de cuál es la mejor mochila para el Camino según el tipo de ruta, el peso que quieres llevar y tu estilo:
👉 La mejor mochila para el Camino de Santiago
Elegir bien es tan importante como ajustarla bien. Porque si partes mal, acabas peor.
Conclusión sin paños calientes
Una mochila bien ajustada no se nota. Una mal ajustada se nota. Mucho. En los hombros, en la espalda, en tu humor. Ajustarla bien no es postureo, es salud en ruta.
Hazlo con calma. Mírate al espejo. Ajusta, camina, reajusta. Tu yo del cuarto día lo va a agradecer.
Y si no lo haces… bueno, siempre puedes añadir “tendinitis” a tu lista de souvenirs del Camino.
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