Sobre Mí
Me llamo Beatriz, y aunque la barrera de los 30 esté a punto de tocar a mi puerta, prefiero no prestarle demasiada atención.
El Camino de Santiago siempre ha estado presente en mi vida, crecí escuchando historias sobre él antes incluso de entender bien de qué se trata. Mi padre lo recorría en aquellos tiempos en los que se consideraba algo de locos, y años más tarde mi madre se uniría a esa misma aventura.
Así, cuando yo tenía apenas 10 años, en 2005, me lancé por primera vez a sus caminos. Mientras otros niños soñaban con vacaciones en la playa o parques de atracciones, yo me abriría paso entre bosques, charlando con peregrinos y maravillándome con cada albergue y cada sello en la credencial.

Con los años, he realizado el Camino partiendo de distintos puntos de España. En cada camino, me ha sorprendido una perspectiva distinta, un aprendizaje nuevo. Sin embargo, había una idea que me rondaba la cabeza: hacerlo saliendo desde Cuenca, la ciudad donde nací y crecí.
Cuando mi abuelo fallece, siento con más fuerza la necesidad de realizar esta ruta en su memoria, pidiendo una credencial “Vicarie pro” en Santiago de Compostela. Esta credencial significa caminar en sustitución de otro, convertirte en sus pies, de modo que los beneficios espirituales —indulgencias, perdón de los pecados y la redención de penitencias— sean para la persona por la que se avanza.
Aquello le daba a mi peregrinación un sentido, un porqué, y créeme que vas a tener que aferrarte a ese porqué en una ruta que casi alcanza los 900 kilómetros..Cuando me dispuse a preparar el viaje, me encontré con un desafío inesperado: la información era escasa, confusa y muchas veces desactualizada.

En pleno siglo XXI, cuando creíamos tenerlo todo al alcance de un clic, resultaba casi imposible encontrar una guía clara para este recorrido concreto.
Y fue justamente esa frustración la que dio lugar a “Pies y Pedales”. A mi regreso, con la mochila llena de anécdotas y la credencial repleta de sellos, sentí que debía compartir lo que había aprendido y facilitarle el camino a otros peregrinos.
Quiero transmitir esa esencia que todavía se siente en estas rutas poco transitadas: la magia de caminar en silencio, de avanzar sin prisas, de sentirse bienvenido en cada casa y en cada pueblo.
Que “Pies y Pedales” sea una luz para quienes buscan esa autenticidad que hoy en día parece perdida, y que así podamos mantener vivo el espíritu del Camino, paso a paso, desde el corazón de Cuenca hasta donde nos lleve el camino